La Voz de Ituzaingó aportó el tipiado y digitalización del libro, autoría de Rolando Goyaud con colaboración del profesor Ricardo Castillo.

1536-1810. VIAS DE COMUNICACION

La legislación española del período colonial era previsora en lo que se refería a caminos, ya que determinaba la necesidad de trazarlos entre los pueblos que se creasen.
El trazado de caminos será el resultado del tránsito diario, como asimismo, de las variaciones resultantes de sortear las irregularidades del terreno, inundaciones, etc.
La zona oeste comprendía desde los tiempos del virreynato, las tierras ubicadas en la extensión formada por los ríos llamados de La Matanza hasta Luján y por otro lado el oeste de la antigua ciudad de Buenos Aires (hoy barrio de Caballito) y las orillas del río Salado.
Estos territorios denominados pagos tenían límites poco precisos y por lo general contaban con un curso de agua de cierta importancia. Las costas de los ríos eran los lugares más propicios para el desarrollo de los asentamientos rurales. Así se fueron formando el pago de La Matanza en la prolongación del  Riachuelo de los Navíos, el de Las Conchas sobre la cuenca del río del mismo nombre, el de Luján y tantos otros.
La denominación oeste hasta la actualidad está originada en la ubicación de esta zona respecto a la ciudad de Buenos Aires y la vastedad de su extensión estaba solo limitada por los espacios de frontera en tiempos de la colonia.
El territorio que comprendía la Villa de Morón y su zona de influencia era atravesado con dirección oeste-este por dos cauces fluviales significativos: el río Reconquista y el Arroyo Morón, que desemboca en su margen derecha. También varios caminos oficiales y vecinales recorrían la zona y su utilización e importancia estaban condicionados por los cauces de estos ríos.
Desde el siglo XVII, los caminos reales conducían de Buenos Aires a los territorios de Chile y Perú, como también al norte y litoral del  Virreynato del Río de la Plata. Morón era la primera posta en el camino, de parada obligada, que unía al centro y puerto del Virreynato con el resto de las colonias españolas. Por el tiempo que demandaba llegar desde los Corrales de Miserere hasta la orilla del Río Recoquista, la zona de Ituzaingó era la más adecuada para pasar la primer noche antes de iniciar el cruce del río. En tanto pocos kilómetros más adelante en el oratorio de Merlo se acostumbraba a realizar una nueva parada.
Testimonia Calixto Bustamante o Concolorcorvo en “El lazarillo de ciegos caminantes” publicado por primera vez en 1773, que “se arribaba a la Villa de Luján por dos rutas, de catorce y dieciocho leguas respectivamente”. Una de ellas –a la cual nos referiremos- pasaba por la capilla de Merlo y luego se dirigía hacia Areco y Arrecifes, siendo la posta de Morón su primer parada de abastecimiento de comidas, caballos, descanso y encomendación a Nuestra Señora rogándole protección y un buen viaje.
Contaba el camino hacia Chile y Perú con las siguientes postas en la provincia de Buenos Aires: Cañada de Morón, Luján, Cañada de Escobar, Cañada de la Cruz, Areco, Chacra de Ayala, Arrecifes, Fontezuelas, Arroyo de Ramallo y Arroyo del Medio.
Los caminos y postas establecidos fueron motivo de control por las Guardias de Blandengues en su tenaz lucha frente al contrabando. Por vía terrestre se destacó la guardia junto al Río Luján, favorecida por ser este lugar de registro de carretas desde 1663.
Por vía fluvial el Río de las Conchas era recorrido por una guardia costera que vigilaba particularmente el tráfico en las islas del Paraná y los pueblos aledaños al río.
De Buenos Aires cuatro caminos salían rumbo al interior del Virreynato: desde el oeste eran dos, que luego se bifurcaban más adelante. Uno se dirigía hacia Mendoza y el otro con dirección norte entroncaba con el viejo Camino del Inca que conducía hacia el Perú.
Un tercero, desde el norte se dirigía al Paraguay, bordeando las costas del Paraná y finalmente desde el sur el peligroso camino que conducía a Magdalena y Chascomús.
Dos medidas, una la del 5 de septiembre de 1715, por el gobernador de Buenos Aires, don Baltasar García Ros, quien expidió un bando estableciendo normas para el despacho de chasquis y la otra, el proyecto de establecer correos ordinarios en las provincias del Río de la Plata, Paraguay y reino de Chile por bando del 31 de diciembre de 1717 de Francisco Antonio Martínez de Salas, confirma la existencia de un Camino Real entre Buenos Aires y los “reinos de arriba”.
Un primer camino oficial, luego conocido como Camino Viejo, se dirigía de Buenos Aires hacia Córdoba. Salía de la ciudad hacia San Isidro, cruzaba el Río de las Conchas en el Paso Morales. Con esa denominación sirvió desde 1723 como límite entre los partidos de Morón y San Isidro y se conectaba con la Villa de Morón por la huella de Paso Morales (posteriormente Avenida Vergara). Seguía el camino hacia la localidad de Pilar y luego con sentido norte, remontando el curso del Paraná llegaba hasta Santa Fe. A la altura del Río Carcarañá torcía un ramal al oeste que se dirigía a Córdoba.
Abandonado a causa de los pantanos próximos al cauce del Río Reconquista, el gobierno de José Martínez de Salazar en 1663 lo cerró oficialmente, obligando a tomar en este tramo el Camino Nuevo.
Este camino cuyo trazado oficial se aproxima bastante a la actual Ruta Nacional Nº 8 se unía a la altura de Pilar-San Antonio de Areco, con el proveniente de Morón-Luján, mientras que el Camino Nuevo, hasta 1810 uno de los caminos reales en la zona, seguía con bastante similitud el trazado dela actual Avenida Rivadavia que también era conocido en el siglo XIX como Camino de Macadam y que se dirigía hacia Córdoba, provincias del norte, Cuyo, Chile y Perú.
Este Camino Nuevo cruzaba la Villa de Morón, primer posta en el camino y el Río de las Conchas en el Paso del Rey. Fue descubierto por Rodrigo Ortiz de Zárate en 1587 y oficializado en 1663, tránsito obligado en las incursiones militares contra el malón; derrotero de los prisioneros ingleses luego de las frustradas invasiones, en su viaje de confinamiento en localidades del interior (dando origen involuntariamente a los primeros grupos de colonos ingleses en territorio argentino); varias veces recorrido por los ejércitos libertadores de Belgrano y San Martín; camino de peregrinación a Luján en busca de la Virgen Gaucha. (9)
Resultaba más corto, transitable por la firmeza del terreno y seguro que el Camino Viejo, por loque terminó siendo el preferido mucho antes de su oficialización y del cierre definitivo del Camino Viejo.
Pero la zona oeste no sólo era transitada por los caminos oficiales sino que otros, de carácter vecinal, fueron progresivamente estableciéndose al punto de llegar a desplazar a los anteriores.
Tal es el caso del Camino de Gaona que tenía origen en el barrio de San José de Flores. En esa localidad estaban radicados los Gaona, cuya capilla fue utilizada provisoriamente cuando se fundó la parroquia de San José de Flores. Esta destacada familia poseía tierras en Morón y el camino que unía las propiedades de Buenos Aires y Morón conformó un camino vecinal, de carácter privado pero de uso público. (10)
El Puente de Márquez, hizo de este camino el más transitado, ya que permitía el cruce seguro del  Río de las Conchas, por lo que se produjo el desplazamiento progresivo en esta zona del camino oficial, el cual tenía la desventaja que el cruce del río en el vado conocido como Paso del Rey, quedaba con frecuencia interrumpido por las crecientes.
Otros caminos que atravesaban el lugar fueron el de Santa Rosa y el que se dirigía hacia Pontevedra, Marcos Paz y luego a Navarro (sitios conocidos como pagos de Bajo Hondo y Zemborain), bordeando el río y atravesando la Posta de Pardo.

(9) El santuario de la virgen de Luján era conocido también en Córdoba, Catamarca, Santa Fe y la Banda Oriental desde donde acudían numerosos peregrinos, también llamados romeros o novenantes. Si bien la peregrinación se realizaba todo el año, cada 8 de diciembre, fiesta patronal de la Inmaculada Concepción, el camino resultaba mucho más transitado.
(10) Se ha interpretado erróneamente que el origen del nombre del camino de Gaona surgiría por Calixto Ruiz de Gauna, chasqui que en 1810 utilizó esta ruta en su trayecto desde Salta a Buenos Aires, siendo portador de las novedades del ejército patriota en el norte. El error queda demostrado en que el nombre Gauna no coincide con Gaona, que las propiedades de Gaona anteceden al camino mismo y que fundamentalmente la denominación de Gaona ya la encontramos en las actas del Cabildo de Buenos Aires de 1771 cuando otorgaba a Pedro Márquez autorización para construir un puente.